Robin el encapuchado
Inglaterra hace un friego de años, técnicamente en la Edad Media, el país estaba en ebullición.
Los señores feudales estaban descontentos con la forma en la que la corona había venido manejando el país y las arcas en sus clásicos excesos y en las cruzadas.
Ricardo «Corazón de León» viene de regreso de una cruzada a retomar su lugar que le había «encargado» a su hermano Juan, un tipo apocado que no tiene ni idea de cómo dirigir un país y sólo le interesan los placeres derivados del poder.
Dentro de los soldados que acompañan a Ricardo en su viaje de regreso se encuentra Robin Longstride (Rusell Crowe), un arquero socarrón y sarcástico. Tiene un grupo de amigos que lo acompañan y que son sus camaradas de armas.
Un evento aleatorio, y altamente increíble, llevará a Robin y sus camaradas de vuelta a Inglaterra y a empezar a forjar su leyenda como el forajido del Bosque de Sherwood.
Robin Hood, película dirigida y producida por Ridley Scott, quien dirigió a Crowe en Gladiador y Body of Lies, nos cuenta la historia del cómo se forjó la leyenda de este personaje mítico, sin llegar a la clásica historia que hemos visto una y otra vez hasta el cansancio.
En ésto, esta encarnación del encapuchado de Sherwood, es en lo que se distingue de sus antecesoras (bueno, en la versión de Costner se toca algo, pero en comparación, es un Robin más ñoño); es una precuela, pues.
Entretenida aunque un poco larga, cabe destacar las actuaciones de Cate Blanchett como Marion Loxley y Max Von Sidow como Sir Walter Loxley.
Tres botes de palomas de cinco.
El Espejo de Momo 